miércoles, 5 de diciembre de 2007

Sobre las curadurías, Jorge Peñuela

Lucas Ospina no pasó por alto la categorización perspicaz de Michèle Faguet: su idea de curadurías burocráticas. Ospina sospecha que hay algo que no está funcionando en las curadurías, que comienza a oler mal; nos sugiere tematizar sus funciones; se pregunta a qué propósitos sirven; quiere que se nos explicite si su función es crítica o de gestión. En las prácticas artísticas de Colombia, las curadurías se volvieron tan importantes, que ya no las podemos dejar en manos de los curadores.

Cuando la pereza mental y la modorra intelectual sustituyen a la creatividad y a la curiosidad, cuando las instituciones se anquilosan y cuando cada vez más se les dificulta maquillar esta patología, los afectados con este síndrome se inventaron la gestión. La función de los gestores, parece ser, la de lograr dar apariencia de funcionamiento a aquellas instituciones que ya no pueden funcionar, cuando su estructura se ha burocratizado y ya no les permite funcionar. Pregunta Ospina: ¿es la gestión la función principal de las curadurías artísticas en Colombia?

Ospina rescata la actividad crítica del artista como fundamento de las curadurías. Parece decirnos que la curaduría es otra forma de realizar arte contemporáneo; baste como ejemplo de esto el proyecto de Raúl Cristancho y Mercedes Angola, Viaje sin Mapa, socializado en la Casa Republicana del Banco de la República. Parece sugerir Ospina, que si las curadurías no asumen una función crítica, terminarán burocratizadas como cree Michèle Faguet, es decir, enterrándose con el muerto, que no es el arte precisamente.
Jorge Peñuela
Publicado en Esfera Pública.org el
05-dic-2007

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